Tanto tiempo escuchando aquello de que el pádel de hoy es de pegadores, de gente con centímetros que marca la diferencia, de tiroteos de vértigo que acortan cada jugada,… que uno acaba elevándolo a la categoría de certeza. Y resulta que no es para tanto.
De pronto, la caprichosa aritmética juega con el azar y junta a dos tipos que ni soñaron con compartir pista (salvo por la excéntrica idea de un seleccionador en un Mundial de Menores), que no pasan del 1,75, que juegan en el mismo lado de la pista, que apenas recurren al remate; y los pone como pareja en pleno Master Final.
Y estos, los dos especialistas de derecha más definidos del top-25, que no debían pasar de la mera anécdota, que debían servir de entretenida comparsa en la última gran cita del año, se ponen a jugar y acaban brindándole un tributo al pádel de siempre hasta plantarse en la final y pelearle el título a los números uno.
Lo de Fede Chingotto y Martín Di Nenno en el torneo de maestros, más que una sorpresa, ha sido una lección. Sin presión alguna, la dupla tenía un amplio catálogo de excusas a las que agarrarse para justificar su eliminación en la prueba. En lugar de eso, se dedicaron a competir, sin reserva alguna, con una actitud irreprochable y la fiabilidad que les caracteriza. De esta forma, con el talento y el profundo conocimiento de este juego que ambos atesoran, se pusieron a ganar partidos.
El de Olavarría partió desde el revés. Deslumbró en su despliegue desde esa circunstancial posición. La facilidad con la que el chico juega en la derecha, su lectura del juego, la trasladó al lado contrario sin ningún tipo de problema.“Lo que Chingotto juega en el revés”, exclamaron incluso compañeros del circuito ante el inusual desempeño del argentino. En realidad, a la afirmación le sobraban las tres últimas palabras. La astucia, el coraje y la actitud de Fede es incuestionable.
A su lado, Di Nenno, no cabía tampoco duda alguna, le auxilió con la categoría que acredita.
Sanyo Gutiérrez y Agustín Tapia fueron sus primeras víctimas. La victoria que lograron Chingotto y Di Nenno (6-3, 1-6 y 6-1) tuvo algo de moralizante ante una pareja rival que llegó a rivalizar con los números uno en la primera mitad de la temporada, y que se desfondó de forma súbita hasta el punto de que lleva meses penando sin opción de continuidad de cara a la próxima temporada.
En semifinales, sus excompañeros tampoco lograron frenarles. Paquito Navarro y Juan Tello sucumbieron también a la consistencia de esta dupla (6-1, 6-7 y 6-4), capaz siempre de exigir un golpe más a sus rivales. La victoria dejó cierto aroma a reivindicación de dos secundarios ante aquellos a los que se les había concedido el rol de protagonista.
Los números uno, en la gran final, fueron el último escollo que tuvo que afrontar este binomio de circunstancias. No pudieron salvarlo pero su fabulosa resistencia reforzó la condición de gran sensación del torneo, por encima incluso de sus triunfadores oponentes.
Y es que, tras ceder el primer parcial, Chingotto y Di Nenno les levantaron cuatro match ball consecutivos a Galán y Lebrón en el segundo acto y terminaron condenando el duelo al tercer set. Fundidos físicamente, con el deber más que cumplido, la dupla, pudo hacerlo, no se abandonó nunca. Terminaron perdiendo pero su encomiable resistencia resultó una impagable lección de compromiso con este deporte.
El ejemplo de esta pareja imposible retrata a muchos de los que han sucumbido a los pretextos para desertar antes de tiempo y deja una fabulosa enseñanza para la temporada 2023.
Sin malas caras, con la determinación de sostenerse en cualquier circunstancia, sin atender a coartada alguna (el lado de la pista, sin entrenamientos, final de temporada, molestias físicas,…), con un apoyo mutuo permanente, la pareja Chingotto – Di Nenno compitió con ferocidad hasta la última pelota. Y lo hizo desde la naturalidad, la comprensión del juego, el talento y el buen ánimo. No hubo estridencias ni en la pista ni en su paso por el banco. Disfrutaron, se divirtieron y casi conquistan el torneo.
Otro aprendizaje para estos tiempos en los que se le añade una excesiva gravedad a todo, como si solo así adquiriese importancia. Lo importante en el pádel lo han recordado estos dos jóvenes argentinos: talento, esfuerzo y actitud.
*Foto Portada: WPT.